12.4.07

La tierra de Carles Puyol

A veces me hace falta Lega. Muchísimas más de la que me acepto a mi mismo, en el bus, las tardes de desparche, las noches sin alcohol, el tiempo en general, la verdad es que me malacostumbró y ahora hay un vacío que nadie ha querido llenar. Quisiera decirle que estoy cansado de comer mierda, que la situación en la casa estuvo difícil y ahora, se va componiendo, que tuve mi primera entrevista de trabajo y me fue bien, que a veces quiero ahorcar a Manuela, que Calderón volvió con Natalia y no se qué pensar sobre eso (porque él también comenzará a faltar), que soy un triple-putas en need for speed, que leo y me aburro, que gano alguito de plata y nos la podríamos beber, que el nuevo disco de NIN está finalmente increíble, que el mundo es un cliché y está enfermo, que el arte no aguanta... que me hace falta.

Hace poco me tomaba unos tragos con Calderón y al gordo. Lega llamó desde el viejo continente. Parecía en speed. Montaba cicla y asustaba a las palomas, lo acompañaba la soledad. Me dio tristeza y alegría, saber que algo no andaba perfecto y que yo también le hacía falta. A veces pienso que las conversaciones serias sólo las podría tener con alguien como él, aparentemente tan poco serio y a su vez tan sensible y duro. Creo a su vez, que él deberá volver y hacer su vida aquí, no porque sea lo mejor para él... porque es lo mejor para todos: el hace que el mundo confluya en su casa, su carro, en su sola presencia. Uno de estos días lo volveré a ver y seguro le reclamaré su ausencia y seguro le celebraré su regreso y seguro como el canguro que nos desparcharemos como antes.

Y seguro nos desparcharemos como antes, ojalá frente a la ventana inmensa de su casa, en uno de esos atardeceres en los que él pintaba y yo léia y ninguno estaba enteramente feliz por lo que hacía. A veces y sólo a veces me repito que la felicidad no está en hacer lo que uno supuestamente quiere hacer, lo que uno parece que debería hacer, por el contrario, está en la compañía que permite que esas tares se realicen. Tal vez en julio, si todo me sale bien será en agosto... hasta entonces Lega, espero verte la cara y que nos digamos tanto como se pueda y la borrachera lo permita, porque es cierto, hay cosas que están mal y por lo pronto no van a cambiar, pero sería bueno poder "narrarnoslas". Un abrazo trasatlántico y si no lo digo Manuela me golpearía: un beso y un abrazo de Manuela, en verdad.