26.10.09

Auto censura

Hoy hace un día precioso. Entra mucho sol por la ventana y me deja ver muy poco de la pantalla del ordenador. Desde la última vez que escribí, enfermo de la gripa (y la mala ortografía y coherencia gracias a ella) ha pasado bastante tiempo, tanto como para no acordarme de la mitad de las cosas que ocurrieron en su transcurso. De cualquier manera hay que mencionar algunas, teniendo en cuenta que en poco quisiera desarrollarlas... pero todo depende del tiempo.

Manuela volvió a su ciudad de vida y estudio. Si bien es triste, ya parece que queda poco tiempo (menos de un año) para que esa ciudad también sea mía, al menos para vivir en ella.

Tuve la fortuna de conocer Quibdó e Istmina, en el departamento de Chocó. En poco quiero transcribir mis apuntes de viaje y colgar un par de fotos. Volví con el corazón encogido y con ese sentimiento de impotencia, ese que aparece cuando uno se da cuenta de que probablemente nada de lo que uno pueda hacer, hará ninguna diferencia.

En el lado triste de mi vida, vale la pena mencionar que desde el 28 de agosto de este año no hablo con mi papá. un mes antes dejé de hablar con mi madrastra y mi hermano. Todo parece indicar que es hora de dejar el tema ahí, de descansar del sufrimiento de tan exigente relación, cueste lo que cueste.

Por el lado positivo debo decir que volví a comprar mi antes hurtado Play Station 3. Mi cabeza vuelve a fluir luego del descanso que ese aparato me ofrece.

Ah y muy en contra de varias personas, me gradúe... soy Maestro en historia.

Y nada, todo esto es una pequeña muestra de que aun existo por estos lados y de que hay mucho que no recuerdo y mucho que quiero contar. Desafortunadamente me he encontrado en un período de auto censura (de esto hablaremos luego, claramente). No se si ese período ya termino o si estoy tratando de jugar con sus límites a ver si ocurre algo, si algo ocurre.