23.3.09

Trasteo V.2.0

Me trasteo de nuevo. Empaco cajas y encuentro millones de cosas que no quería volver a ver: sus fotos en blanco y negro... en especial una con los ojos cerrados, debajo de un inmenso campo de girasoles que no parecen serlo; se toma la cintura de los bolsillos de los pantalones y sufre, adolescente, cercana a la edad en que la conocí y me enamoré de ella. También hay un billete de mil pesos, mágico, que escapó de nuestras manos dos veces y volvió para demostrarnos que, como lo dice la nota que lo acompaña, "sí podemos". Y no, no pudimos.

Encontré las tres fotos que sobrevivieron mi odio contra la fotografía: un espiral de escaleras mirado desde abajo. Un cenicero mal iluminado. Una orilla de un charco, que gracias a la mala revelada parece la orilla del mar, done timidamente asoman su cabeza dos árboles de la ciudad, del barrio en el que viví tantos años.

También hay fotos de mi viejo, que serán entregadas en el momento oportuno, como para esquivar un regalo de cumpleaños o de navidad.

Pero no todo son fotos. Algún día fui un estudiante aplicado y enamorado de mi carrera. En papel amarillo (extrañamente, sin ser tan viejo) hay un trabajo que tiene como título la siguiente frase: "¿Dios floa? Dios atugue, Paba, Chuta, Espíritu Santo, persona mica, Dios atuge", que quiere decir: "¿Cuántos Dios hay? Un solo Dios hay, Padre, Hijo, Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios", en lengua mosca. Me invadió la nostalgia ver esos papeles, recuerdo de un futuro que era prometedor... y estoy aquí, jodido entre el cine, los ánimos de la gente y el adiós del autoestima académico.

Y así, papeles y papeles que se desintegrarán para nunca, nunca volver a pensar en ellos, ni en lo que significarán después de hoy, que comencé a empacar para irme de nuevo.

Pero también hay cosas que fue bueno encontrar... sobre ellas callo, porque seguirán ahí, iluminadas por la mucha luz del nuevo apartamento.